4. Por eso, dejando aparte la enseñanza elemental acerca de Cristo, elevémonos a lo perfecto, sin reiterar los temas fundamentales del arrepentimiento de las obras muertas y de la fe en Dios;

4. De todas maneras, es imposible renovar a los que ya fueron iluminados, que probaron el don sobrenatural y recibieron el Espíritu Santo,

5. de la instrucción sobre los bautismos y de la imposición de las manos; de la resurrección de los muertos y del juicio eterno.

5. y saborearon la maravillosa palabra de Dios con una experiencia del mundo futuro.

6. Y así procederemos con el favor de Dios.

6. Si a pesar de todo esto recayeron, es imposible renovarlos por la penitencia cuando vuelven a crucificar por su cuenta al Hijo de Dios y se burlan de él.

7. Porque es imposible que cuantos fueron una vez iluminados, gustaron el don celestial y fueron hechos partícipes del Espíritu Santo,

7. Si una tierra absorve las lluvias que la riegan a su debido tiempo y produce pasto provechoso para quienes la cultivan, recibe la bendición de Dios;

8. saborearon las buenas nuevas de Dios y los prodigios del mundo futuro,

8. pero la que produce zarzas y espinas pierde su valor; un poco más y la maldicen, y terminarán por prenderle fuego. Sigamos firmes en nuestra esperanza

9. y a pesar de todo cayeron, se renueven otra vez mediante la penitencia, pues crucifican por su parte de nuevo al Hijo de Dios y le exponen a pública infamia.

9. Ustedes se encuentran en una situación mejor y tienen salvación; lo creemos, amadísimos, aun cuando hablemos de este modo.

10. Porque la tierra que recibe frecuentes lluvias y produce buena vegetación para los que la cultivan participa de la bendición de Dios.

10. Dios no es injusto para olvidar lo que han hecho y cómo han ayudado y todavía ayudan a los santos por amor de su Nombre.

11. Por lo contrario, la que produce espinas y abrojos es desechada, y cerca está de la maldición, y terminará por ser quemada.

11. Solamente deseamos que cada uno demuestre hasta el fin el mismo interés por alcanzar lo que han esperado.

12. Pero de vosotros, queridos, aunque hablemos así, esperamos cosas mejores y conducentes a la salvación.

12. No se vuelvan flojos, sino más bien imiten a aquellos que por su fe y constancia consiguieron al fin lo prometido.

13. Porque no es injusto Dios para olvidarse de vuestra labor y del amor que habéis mostrado hacia su nombre, con los servicios que habéis prestado y prestáis a los santos.

13. Tomen el ejemplo de Abrahán. Dios le hizo una promesa que confirmó con juramento y, como no había nadie más grande que Dios por quien jurar, juró invocando su propio Nombre:

14. Deseamos, no obstante, que cada uno de vosotros manifieste hasta el fin la misma diligencia para la plena realización de la esperanza,

14. Te colmaré de bendiciones y te multiplicaré sin medida.

15. de forma que no os hagáis indolentes, sino más bien imitadores de aquellos que, mediante la fe y la perseverancia, heredan las promesas.

15. Y perseverando, Abrahán vio realizarse las promesas de Dios.

16. Cuando Dios hizo la Promesa a Abraham, no teniendo a otro mayor por quien jurar, juró por sí mismo

16. Los hombres juran por alguien mayor que ellos, y cuando algo es dudoso, el juramento pone fin a la discusión.

17. diciendo: ¡Sí!, te colmaré de bendiciones y te acrecentaré en gran manera.

17. Por eso Dios también confirmó su promesa con un juramento, para demostrar a sus destinatarios que nunca cambiaría su decisión.

18. Y perseverando de esta manera, alcanzó la Promesa.

18. Tenemos, pues, promesa y juramento, dos cosas irrevocables en las que Dios no puede mentir y que nos dan plena seguridad cuando dejamos todo para aferrarnos a nuestra esperanza.

19. Pues los hombres juran por uno superior y entre ellos el juramento es la garantía que pone fin a todo litigio.

19. Esta es nuestra ancla espiritual, segura y firme, que se fijó más allá de la cortina del Templo, en el santuario mismo.

20. Por eso Dios, queriendo mostrar más plenamente a los herederos de la Promesa la inmutabilidad de su decisión, interpuso el juramento,

20. Allí entró Jesús para abrirnos el camino, hecho sumo sacerdote para siempre a semejanza de Melquisedec.





“Seja perseverante nas orações e nas santas leituras.” São Padre Pio de Pietrelcina