3. Luego, desde el alba hasta promediar el día, leyó el libro en la plaza que está ante la puerta del Agua, en presencia de los hombres, de las mujeres y de todos los que podían entender. Y todo el pueblo seguía con atención la lectura del libro de la Ley.





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina