Marcos, 15
29. Los que pasaban lo insultaban, movían la cabeza y decían: «¡Eh, tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar,
29. Los que pasaban lo insultaban, movían la cabeza y decían: «¡Eh, tú, que destruyes el Templo y en tres días lo vuelves a edificar,
Santa Marcos 15 describe el arresto, el juicio y la crucifixión de Jesús. El capítulo es rico en detalle y emoción, y revela la injusticia que Jesús sufrió en manos de los líderes religiosos y políticos de su tiempo. Aquí hay cinco versos bíblicos relacionados con los temas abordados en San Marcos 15:
Isaías 53:5: "Pero fue herido por nuestras transgresiones y terreno por nuestras iniquidades; el castigo que nos trae la paz fue sobre él, y por sus pasos fuimos sanados". Este verso profético de Isaías habla sobre el sufrimiento que Jesús sufrió en el nombre de la humanidad. Llevó nuestros pecados y fue castigado en nuestro lugar.
Romanos 5:8: "Pero Dios nos demuestra su amor a nosotros, en el que Cristo murió por nosotros, todavía somos pecadores". Este versículo nos recuerda que, aunque somos pecadores, Dios nos amó tanto que envió a su Hijo Jesús a morir por nosotros en la cruz.
Juan 19:17: "Y él, tomando su cruz, salió al lugar llamado Calvario, que en hebreo se llama Gólgota". Este versículo nos recuerda la carga que Jesús llevó cuando fue a la cruz. Llevó su propia cruz por las calles de Jerusalén antes de ser crucificado en el Calvario.
Filipenses 2:8: "Y, encontrado en la forma de un hombre, se humilló, siendo obediente a la muerte y la muerte de la cruz". Este versículo habla sobre la humildad de Jesús, que se convirtió en hombre y se sometió a la muerte en la cruz para salvar a la humanidad.
Hebreos 12:2: "Mirando a Jesús, autor y consumador de Faith, quien por el bien de él soportó la cruz, despreciando la afrenta y se estableció en la mano derecha del trono de Dios". Este versículo nos anima a seguir el ejemplo de Jesús, quien soportó la cruz y superó la tentación para que podamos tener vida eterna con él en el cielo.
“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina
