Isaías, 63
5. Miré, y no había quien me socorriera; me sorprendí de que nadie me sostuviera. Entonces me socorrió mi brazo y mi furor me sostuvo.
5. Miré, y no había quien me socorriera; me sorprendí de que nadie me sostuviera. Entonces me socorrió mi brazo y mi furor me sostuvo.
El Capítulo 63 de Isaías es una oración de lamentación en la que el Profeta grita por la intervención de Dios por su pueblo, recordando las grandes obras que ha hecho en el pasado. El capítulo también habla de la venganza de Dios sobre sus enemigos y la restauración de Israel. A continuación hay cinco versículos relacionados con los temas abordados en Isaías 63:
Salmo 77:12 - "Meditaré en todas tus obras y en tus hechos meditaré". El salmista habla de meditar sobre las obras de Dios, que son evidencia de su poder y fidelidad. Esto está relacionado con el Capítulo 63 de Isaías, que se asemeja a las grandes obras de Dios a favor de Israel.
Éxodo 15:3 - "El Señor es un hombre de guerra; el Señor es su nombre". Este versículo habla sobre el carácter guerrero de Dios y su disposición a luchar por su pueblo. Esto se relaciona con el deseo expresado en Isaías 63 de que Dios interveniría a favor de Israel contra sus enemigos.
Isaías 64:1 - "¡Oh, si estuvieras cerrado los cielos y descendieras! Las colinas temblarían ante tu cara". Este versículo expresa el deseo de Isaías de que Dios manifestó poderosamente por su pueblo. Esto se relaciona con el tema principal del Capítulo 63.
Salmo 94:1 - "Oh Señor Dios, a quien la venganza pertenece, oh Dios, a quien pertenece la venganza, te muestran resplandecientes". Este salmo exige la intervención de Dios a favor de su pueblo contra sus opresores. Esto se relaciona con el tema de la venganza de Dios sobre sus enemigos, que se menciona en Isaías 63.
Deuteronomio. Este versículo habla sobre el juicio de Dios sobre su pueblo, pero también sobre su compasión y voluntad de perdonar. Esto se relaciona con el atractivo de Isaías a favor del perdón y misericordia de Dios en Isaías 63.
“Deve-se caminhar em nuvens cada vez que se termina uma confissão!” São Padre Pio de Pietrelcina
