Isaías, 2
11. La mirada altanera del hombre será humillada, la arrogancia humana será abatida, y sólo el Señor será exaltado en aquel día.
11. La mirada altanera del hombre será humillada, la arrogancia humana será abatida, y sólo el Señor será exaltado en aquel día.
Isaías 2 describe la visión profética de Isaías en los últimos días, cuando Jerusalén se exaltará por encima de todas las demás naciones y Dios juzgará a las naciones. Aquí hay cinco versos relacionados con los temas abordados en Isaías 2:
Isaías 11:10: "Y eso sucederá ese día que las naciones buscarán la raíz de Jesse, para levantarse como un stand de los pueblos, y su lugar de descanso será glorioso". Este versículo habla sobre cómo las naciones buscarán la raíz de Jesse, es decir, el Mesías, quien será el líder de los pueblos.
Isaías 26:21: "Porque, he aquí, el Señor deja su lugar para castigar a los residentes de la tierra debido a su iniquidad; y la tierra revelará su sangre y ya no cubrirá a los muertos". Este versículo habla sobre cómo Dios juzgará a las naciones debido a su iniquidad, un tema común en Isaías 2.
Isaías 60:14: "Y vendrán a usted, curvados, los hijos de aquellos que lo han oprimido; y todos los que lo despreciaron serán postrados a las plantas de sus pies; y lo llamará la ciudad del Señor, Sión del santo de Israel ". Este versículo habla sobre cómo las naciones vendrán a Jerusalén para adorar al Señor y reconocer su soberanía.
Jeremías 25:15: "Porque así dijo el Señor, el Dios de Israel, toma esta taza de furia de mi mano y dale a Beber a todas las naciones a las que te envío". Este versículo habla sobre cómo Dios le daría a las naciones el cáliz de su juicio, otro tema abordado en Isaías 2.
Micah 4:1: "Pero sucederá en los últimos días que el montículo de la Casa del Señor se establecerá en la cumbre de las colinas y se levantará sobre las colinas; Este versículo habla sobre cómo las personas fluirán a Jerusalén en los últimos días y reconocerán al Señor como su Dios.
“Lembre-se de que você tem no Céu não somente um pai, mas também uma Mãe”. São Padre Pio de Pietrelcina
