II Samuel, 1
11. Entonces David rasgó sus vestiduras, y lo mismo hicieron todos los hombres que estaban con él.
11. Entonces David rasgó sus vestiduras, y lo mismo hicieron todos los hombres que estaban con él.
El Capítulo 2 de Samuel 1 informa la muerte de Saúl y su hijo Jonathan y el lamento de David por la pérdida de su amigo Jonathan. Los siguientes versos tratan temas como la muerte, el duelo y la amistad.
Proverbios 17:17: "En todo momento el amigo ama y por la época de la angustia nace el hermano". Este versículo destaca la importancia de la amistad y muestra cómo puede ser aún más fuerte en los tiempos difíciles.
Salmo 116:15: "Precious está a la vista del Señor la muerte de sus santos". Este versículo puede brindar consuelo a aquellos que han perdido a sus seres queridos, ya que muestra que Dios se preocupa por la muerte de sus hijos y que es valioso en sus ojos.
Juan 11:25-26: "Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; quien cree en mí, a pesar de que está muerto, vivirán; y todos los que viven y creen en mí nunca morirán. Este versículo trae esperanza y consuelo a aquellos que creen en Jesús y la vida eterna.
1 Tesalonicenses 4:13-14: "Pero no queremos hermanos, que sean ignorantes con respecto a los que duermen, para que no se tristes como los demás que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y resucitó , también lo hace también para aquellos que duermen en Jesús, Dios los traerá nuevamente con él ". Este versículo también habla de la vida eterna y muestra que los que mueren en Cristo serán criados por Dios.
2 Corintios 1:3-4: "Bendito sea el Dios y el Padre de Nuestro Señor Jesucristo, el Padre de Mercados y Dios de todo consuelo, que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que también podamos consolar a los que están en Algo de la tribulación, con el consolación, nos consoló Dios ". Este versículo habla sobre el papel de Dios como alguien que nos consuela en tiempos difíciles y también nos anima a consolar a otros que experimentan tribulaciones similares.
“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina
