33. Los hombres vieron en esto un buen augurio, y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: "¡Ben Hadad es tu hermano!". El rey añadió: "Vayan a buscarlo". Entonces salió Ben Hadad y él lo hizo subir a su propio carro.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina