Biblia Católica
 

I Crónicas, 4

41. Los que fueron mencionados por sus nombres, llegaron en tiempos de Ezequías, rey de Judá, y destruyeron los campamentos de los descendientes de Cam y los refugios que allí se encontraban, consagrándolos al exterminio total hasta el día de hoy. Allí se establecieron en lugar de ellos, porque había pasto para sus ganados.

Versos relacionados con I Crónicas, 4:

1 Crónicas 4 describe la genealogía de Judá, destacando una lista de nombres y las bendiciones que Dios ha otorgado a algunos de ellos. Además, el capítulo también presenta la oración de Jabes, que le pidió a Dios bendiciones y protección.

Génesis 12:2: "Haré una gran nación de ti, y te bendeciré, y te magnificaré el nombre. ¡Sea una bendición!" - La bendición de Dios sobre Abraham y su descendencia se reafirman, lo que se relaciona con el tema de las bendiciones en 1 Crónicas 4.

Salmo 20:4: "Concórtelo de acuerdo con su corazón y cumpla con todo su propósito". - Este versículo habla sobre el cumplimiento de los deseos del corazón, que es algo que busca la oración de Jabes.

2 Crónicas 20:12: "Oh nuestro Dios, ¿tal vez no te juzgarás? Porque no hay fuerza en esta gran multitud que viene contra nosotros, y no sabemos lo que haremos; pero nuestros ojos se lo ponemos. " - La oración de Jabes es un ejemplo de la confianza y la dependencia de Dios, similar a la confianza que el rey Jehoshaphat ha colocado en Dios en 2 Crónicas 20.

Nehemías 11:6: "Todos los niños de Pérez, que habitaban en Jerusalén, eran cuatrocientos sesenta y ocho hombres valientes". - Este versículo habla sobre los descendientes de Judá que vivieron en Jerusalén, que es un tema abordado en 1 Crónicas 4.

Éxodo 33:15: "Entonces Moisés respondió al Señor, si tu presencia no me acompaña, no nos hagas subir desde aquí". - Este versículo enfatiza la importancia de la presencia de Dios en la vida de su pueblo, que es una pregunta central en la oración de Jabes en 1 Crónicas 4.





“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina