5. Finalmente, se presentó ante mí Daniel -llamado Beltsasar, según el nombre de mi dios- en quien reside el espíritu de los dioses santos, y yo conté el sueño delante de él:





“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina