27. ¡Ah!, tus adulterios y tus gritos de placer, tu descarada prostitución, en los cerros y en los campos, todas tus monstruosidades, yo las he visto. Desgraciada Jerusalén, ¿hasta cuándo, todavía, estarás impura?





“O demônio é forte com quem o teme, mas é fraquíssimo com quem o despreza.” São Padre Pio de Pietrelcina