Biblia Católica
 

Daniel, 4

14. Es la sentencia dictada por los ángeles, la cuestión decidida por los santos para que todo ser viviente sepa que el Altísimo está más arriba que cualquier autoridad humana; él da el poder a quien le agrada y exalta al más humilde de los hombres

Versos relacionados con Daniel, 4:

Daniel 4 cuenta la historia del rey Nabucodonosor y un sueño que tenía sobre su caída de poder. El capítulo habla sobre la soberanía de Dios y cómo el orgullo puede conducir a la caída. A continuación hay cinco versos relacionados con estos temas:

Salmo 75:6-7: "Ni Oriente, ni Occidente ni el desierto vienen la exaltación. Pero Dios es el juez: para una matanza, y a otra exalta". Este versículo habla de la exaltación que no provenía de nosotros mismos, sino de Dios. Es un mensaje que Nabucodonosor ha aprendido durante todo el capítulo.

Proverbios 16:18: "Excelente precede a la ruina, y la altitud del Espíritu precede a la caída". Este versículo enfatiza el tema del orgullo que conduce a la caída, que le sucedió a Nabucodonosor.

Santiago 4:6: "Pero él da mayor gracia. Entonces dice que Dios resiste al excelente, pero le da gracia a los humildes". Este versículo muestra la importancia de la humildad ante Dios y cómo resiste a los que están orgullosos.

Proverbios 29:23: "El orgullo del hombre lo matará, pero el honor apoyará al humilde del espíritu". Este versículo habla sobre cómo el orgullo puede conducir a la caída, pero la humildad puede traer honor.

Isaías 2:11: "Los ojos altivos de los hombres serán sacrificados, y su altitud será humillada; solo el Señor será exaltado ese día". Este versículo habla sobre cómo la soberanía pertenece a Dios y cuán orgulloso estará humillado, lo cual es una lección importante para Nabucodonosor y para todos nosotros.





“Dirás tu o mais belo dos credos quando houver noite em redor de ti, na hora do sacrifício, na dor, no supremo esforço duma vontade inquebrantável para o bem. Este credo é como um relâmpago que rasga a escuridão de teu espírito e no seu brilho te eleva a Deus”. São Padre Pio de Pietrelcina