29. Ante el clamor de los jinetes y de los arqueros todas las ciudades se dan a la fuga; se esconden en los bosques, escalan las rocas. Toda la ciudad está desierta; no queda en ella un alma.





“Seja grato e beije docemente a mão de Deus. É sempre a mão de um pai que pune porque lhe quer bem” São Padre Pio de Pietrelcina