13. ni de los deberes de los sacerdotes para con el pueblo. Cuando alguno ofrecía un sacrificio, mientras se cocía la carne llegaba un criado del sacerdote con un tenedor en la mano,





“Que Jesus o aperte sempre mais ao Seu divino coração. Que Ele o alivie no sofrimento e lhe dê o abraço final no Paraíso.” São Padre Pio de Pietrelcina