32. Ante él todos los habitantes de la tierra no valen nada; él hace lo que quiere con las milicias de los cielos y con los habitantes de la tierra. No hay nadie que pueda detener su mano, o le diga: ¿Qué haces?





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina