Marcos, 13
7. Cuando oigáis hablar de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis; porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
7. Cuando oigáis hablar de guerras y de rumores de guerras, no os alarméis; porque eso es necesario que suceda, pero no es todavía el fin.
El Capítulo 13 de Mark es conocido como el "Monte de las Olives", en el que Jesús habla sobre la destrucción del templo, el fin del tiempo y su segunda venida. Los versos elegidos son:
Mateo 24:42: "Por lo tanto, ten cuidado, porque no sabes qué día vendrá tu Señor". En este versículo, Jesús está instruyendo a sus discípulos para que sean conscientes y preparados para su segunda venida, que vendrá inesperadamente.
Mateo 24:14: "Y este evangelio del reino será predicado en todo el mundo como un testimonio de todas las naciones, y luego llegará el fin". Jesús afirma que el evangelio será predicado en todo el mundo antes del final de los tiempos, lo que indica que la salvación estará disponible para todas las naciones.
Apocalipsis 1:7: "He aquí, viene con las nubes, y cada ojo lo verá, incluso aquellos que lo han pasado; y todas las tribus de la tierra se arrepentirán por él. ¡Seguramente sucederá! Este versículo se refiere a la segunda venida de Cristo, cuando todos verán su gloria y autoridad.
Apocalipsis 22:12: "¡He aquí, vengo pronto! Mi recompensa está conmigo, y volveré a cada uno de acuerdo con lo que hiciste". Aquí Jesús reafirma su venida y promete recompensar a cada persona de acuerdo con sus obras.
1 Tesalonicenses 4:16-17: "Porque el Señor descenderá del cielo con un grito de mando, con una voz de Arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo criarán primero. Luego, aquellos que estamos vivos , se llevarán juntos junto con ellas en las nubes, hasta el encuentro con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre ". Este extracto se refiere a la segunda venida de Cristo, cuando los muertos serán criados y los creyentes que estén vivos serán tomados para encontrar al Señor en el aire.
“Diante de Deus ajoelhe-se sempre.” São Padre Pio de Pietrelcina
