Jeremías, 12
7. Dejé mi casa, abandoné mi heredad, entregué el cariño de mi alma en manos de sus enemigos.
7. Dejé mi casa, abandoné mi heredad, entregué el cariño de mi alma en manos de sus enemigos.
“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina