1. Hijo, si te llegas a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba.

1. Hijo, si te decides a servir al Señor, prepara tu alma para la prueba.

2. Endereza tu corazón, manténte firme, y no te aceleres en la hora de la adversidad.

2. Endereza tu corazón, sé firme, y no te inquietes en el momento de la desgracia.

3. Adhiérete a él, no te separes, para que seas exaltado en tus postrimerías.

3. Únete al Señor y no te separes, para que al final de tus días seas enaltecido.

4. Todo lo que te sobrevenga, acéptalo, y en los reveses de tu humillación sé paciente.

4. Acepta de buen grado todo lo que te suceda, y sé paciente en las vicisitudes de tu humillación.

5. Porque en el fuego se purifica el oro, y los aceptos a Dios en el honor de la humillación.

5. Porque el oro se purifica en el fuego, y los que agradan a Dios, en el crisol de la humillación.

6. Confíate a él, y él, a su vez, te cuidará, endereza tus caminos y espera en él.

6. Confía en él, y él vendrá en tu ayuda, endereza tus caminos y espera en él.

7. Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia, y no os desviéis, para no caer.

7. Los que temen al Señor, esperen su misericordia, y no se desvíen, para no caer.

8. Los que teméis al Señor, confiaos a él, y no os faltará la recompensa.

8. Los que temen al Señor, tengan confianza en él, y no les faltará su recompensa.

9. Los que teméis al Señor, esperad bienes, contento eterno y misericordia.

9. Los que temen al Señor, esperen sus beneficios, el gozo duradero y la misericordia.

10. Mirad a las generaciones de antaño y ved: ¿Quién se confió al Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y quedó abandonado? ¿Quién le invocó y fue desatendido?

10. Fíjense en las generaciones pasadas y vean: ¿Quién confió en el Señor y quedó confundido? ¿Quién perseveró en su temor y fue abandonado? ¿Quién lo invocó y no fue tenido en cuenta?

11. Que el Señor es compasivo y misericordioso, perdona los pecados y salva en la hora de la tribulación.

11. Porque el Señor es misericordioso y compasivo, perdona los pecados y salva en el momento de la aflicción.

12. ¡Ay de los corazones flacos y las manos caídas, del pecador que va por senda doble!

12. ¡Ay de los corazones cobardes y de las manos que desfallecen, y del pecador que va por dos caminos!

13. ¡Ay del corazón caído, que no tiene confianza! por eso no será protegido.

13. ¡Ay del corazón que desfallece, porque no tiene confianza! A causa de eso no será protegido.

14. ¡Ay de vosotros que perdisteis el aguante! ¿Qué vais a hacer cuando el Señor os visite?

14. ¡Ay de ustedes, los que perdieron la constancia! ¿Qué van a hacer cuando el Señor los visite?

15. Los que temen al Señor no desobedecen sus palabras, los que le aman guardan sus caminos.

15. Los que temen al Señor no desobedecen sus palabras y los que lo aman siguen fielmente sus caminos.

16. Los que temen al Señor buscan su agrado, los que le aman quedan llenos de su Ley.

16. Los que temen al Señor tratan de complacerlo y los que lo aman se sacian de su Ley.

17. Los que temen al Señor tienen corazón dispuesto, y en su presencia se humillan.

17. Los que temen al Señor tienen el corazón bien dispuesto y se humillan delante de él:

18. Caeremos en manos del Señor y no en manos de los hombres, pues como es su grandeza, tal su misericordia.

18. "Abandonémonos en las manos del Señor y no en las manos de los hombres, porque así como es su grandeza es también su misericordia".





“De que vale perder-se em vãos temores?” São Padre Pio de Pietrelcina