Proverbios, 4
14. No entres en la senda de los malvados ni avances por el camino de los malos.
14. No entres en la senda de los malvados ni avances por el camino de los malos.
El Capítulo 4 del Libro de Proverbios se ocupa de la importancia de la sabiduría y la disciplina en la vida, así como las consecuencias de seguir el camino correcto o incorrecto. Los siguientes versos están relacionados con los temas abordados en Proverbios 4:
Salmo 1:1-3: "Bendito es el hombre que no camina en el Concilio de los Wicked, ni se aferra a los pecadores, ni descansa en la silla de los Scofers; sino su placer en la Ley de la Ley del Señor, su ley, y en su ley, y su ley medita día y noche. Será como el árbol plantado por las corrientes de agua, que lleva su fruto en su propia temporada, y cuyas hojas no caen; y todo lo que él prosperará ". Este salmo muestra la importancia de seguir la forma correcta, que es la ley del Señor, para ser bendecido y prosperar.
Proverbios 3:11-12: "Mi hijo, la corrección del Señor, ni se desaniman cuando lo reprenden. Porque el Señor corrige a quién ama, así como por el Padre al Hijo a quien quiere bien". Aquí vemos la importancia de la disciplina y la corrección en la vida, que puede ser dolorosa, pero son necesarias para hacernos crecer y mejorar.
Proverbios 10:17: "El camino a la vida es aquel que mantiene las instrucciones, pero lo que abandona el reprimenda sale mal". Este versículo muestra cómo seguir la instrucción y la corrección es esencial para ir de la manera correcta y tener vida.
Proverbios 16:16: "¿Cómo es mejor adquirir sabiduría que el oro! Y adquirir comprensión es preferible a plata". Este verso refuerza la importancia de la sabiduría, que es un tesoro mayor que cualquier riqueza material.
Santiago 1:5: "Y si alguno de ustedes carece de sabiduría, pídala a Dios, que da a todos generalmente y no lo reprochan; y se le otorgará". Aquí vemos que la sabiduría no es algo que podamos adquirir solos, pero debemos pedirle a Dios que se lo otorgue generosamente a quienes preguntan.
“O medo excessivo nos faz agir sem amor, mas a confiança excessiva não nos deixa considerar o perigo que vamos enfrentar”. São Padre Pio de Pietrelcina