Job, 30
2. ¿De qué me hubiera servido la fuerza de sus manos? Ellos habían perdido todo su vigor:
2. ¿De qué me hubiera servido la fuerza de sus manos? Ellos habían perdido todo su vigor:
El trabajo 30 es un capítulo en el que Job describe su angustia y sufrimiento después de perder todo lo que tenía. Compara su situación actual con su vida anterior cuando fue respetado y exitoso. Para proporcionar cinco versos relacionados con los temas cubiertos en el Job 30, los versos de Job serán excluidos de los resultados.
Salmo 34:17-18: "Los justos gritan, el Señor los escucha y los entrega de todas sus tribulaciones. El Señor está cerca de aquellos que tienen un corazón roto y salva a los que tienen un espíritu sacrificado". Este verso de los Salmos destaca la proximidad de Dios a aquellos que sufren y su disposición a salvarlos.
Salmo 42:11: "¿Por qué estás tan triste, oh mi alma? ¿Por qué estás tan perturbado dentro de mí? ¡Pon tu esperanza en Dios! Porque todavía lo alabaré; él es mi Salvador y mi Dios". Este verso de los Salmos enfatiza la importancia de colocar la esperanza en Dios en medio del sufrimiento y el desánimo.
2 Corintios 4:8-9: "Desde todos los lados somos presionados, pero no desanimados; estamos perplejos, pero no desesperados; somos perseguidos pero no abandonados; sacrificados pero no destruidos". Este verso de 2 corintios destaca la capacidad de perseverar en medio de dificultades y desafíos.
1 Pedro 5:10: "Y el Dios de toda Gracia, que los ha llamado a su gloria eterna en Cristo Jesús, después de sufrir por un corto tiempo, los restaurará, los confirme, les dará fuerza y será firmemente para ellos . Fundamentos ". Este versículo de 1 Pedro promete que Dios restaurará y fortalecerá a los que sufren por un corto tiempo.
Romanos 8:18: "Considero que nuestros sufrimientos actuales no se pueden comparar con la gloria que se revelará en nosotros". Este verso de los romanos destaca la perspectiva eterna y la esperanza de que los sufrimientos actuales sean temporales en comparación con la gloria futura.
“Feliz a alma que atinge o nível de perfeição que Deus deseja!” São Padre Pio de Pietrelcina
