Catholic Bible
 

II Samuel, 19

12. Y lo que se decía en todo Israel llegó a conocimiento del rey. Entonces el rey David mandó decir a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: "Hablen en estos términos a los ancianos de Judá: ‘¿Por qué van a ser ustedes los últimos en hacer que el rey vuelva a su casa?

Verses related to II Samuel, 19:

2 Samuel 19 describe la restauración de David como rey de Israel después de la muerte de Absalón. El capítulo comienza con el dolor y el duelo de David por la muerte de su hijo y luego presenta la reunión de David con sus seguidores y líderes israelíes. Los siguientes son cinco versículos relacionados con los temas abordados en 2 Samuel 19:

Salmo 30:5: "Porque tu ira dura solo un momento; a tu favor está la vida. El llanto puede durar una noche, pero la alegría llega por la mañana". Este salmo expresa la confianza de David en la restauración de la alegría y la renovación de la vida después de un período de tristeza y dolor.

Salmo 51:12: "Devuelve la alegría de tu salvación y sosténgame con un espíritu voluntario". David le pide a Dios que lo restaure y lo renovara en su espíritu después de su pecado con Betseba y la muerte de Urías.

Salmo 85:6: "No te restaurarás, oh Dios, nuestra vida? ¿No revivirás a tu gente?" David reza a Dios para restaurar la vida de Israel y revivir a su pueblo después de la crisis causada por la rebelión de Absalón.

Salmo 103:8: "El Señor es misericordioso y compasivo, paciente y abundante en el amor". Este salmo expresa la bondad y la misericordia de Dios, que perdona y restaura a quienes recurren a él.

Salmo 126:5: "Los que sembren llorando saldrán con alegría". Este salmo expresa la esperanza de que Dios restaura la alegría y la cosecha de aquellos que han pasado por un período de tristeza y dolor.





“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina