II Macabeos, 8
3. Le rogaban que se apiadara de la Ciudad, devastada y a punto de ser arrasada, y escuchara la voz de la sangre que clamaba hacia él;
3. Le rogaban que se apiadara de la Ciudad, devastada y a punto de ser arrasada, y escuchara la voz de la sangre que clamaba hacia él;
“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina