Catholic Bible
 

II Crónicas, 9

25. Salomón llegó a tener cuatro mil caballerizas para los caballos y los carros de guerra, y doce mil caballos, que acantonó en las ciudades de guarnición y en Jerusalén, junto a él.

Verses related to II Crónicas, 9:

2 Crónicas 9 informa la visita de la reina del sábado al rey Salomón, quien la impresionó con su sabiduría y riquezas. Ella ofreció regalos a Salomón, y el capítulo describe la grandeza del rey y su reino.

Proverbios 10:22: "La bendición del Señor es quien enriquece, y no agrega dolor". Este versículo habla sobre cómo la verdadera riqueza proviene de Dios, y no se puede alcanzar solo a través de bienes materiales, como los dones que la Reina del Sábado ofreció Salomón.

Eclesiastés 7:12: "Porque la sabiduría sirve como defensa, ya que el dinero sirve como defensa; pero la excelencia del conocimiento es que la sabiduría da vida a su poseedor". Este versículo enfatiza la importancia de la sabiduría, que fue uno de los atributos que impresionó a la reina del sábado en Salomón.

Mateo 6:33: "Pero busque primero el reino de Dios, y su justicia, y todas estas cosas se te agregarán". Este versículo nos recuerda que debemos poner a Dios primero en nuestras vidas, y que nos proporcionará todas las cosas que necesitamos.

1 Reyes 10:23: "Así, el rey Salomón excedió a todos los reyes de la tierra, tanto en riquezas como en sabiduría". Este versículo refuerza el tema principal de 2 Crónicas 9, que es la grandeza de Salomón como Rey y su sabiduría.

Salmo 72:1-2: "Oh Dios, déle al Rey tus juicios y tu justicia al Hijo del Rey. Juez a tu pueblo con justicia y a tus pobres con juicio". Este salmo es una oración por el bienestar del rey, que es responsable de la gobernanza con la justicia y el cuidado de su pueblo, como lo hizo Salomón en su reinado.





Como distinguir uma tentação de um pecado e como estar certo de que não se pecou? – perguntou um penitente. Padre Pio sorriu e respondeu: “Como se distingue um burro de um homem? O burro tem de ser conduzido; o homem conduz a si mesmo!” São Padre Pio de Pietrelcina