24. Yo oí el ruido de sus alas cuando ellos avanzaban: era como el ruido de aguas torrenciales, como la voz del Todopoderoso, como el estruendo de una multitud o de un ejército acampado. Al detenerse, replegaban sus alas.





“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina