2. Al ver a la reina Ester, que estaba de pie en el patio, el rey la miró con benevolencia y extendió hacia ella el cetro de oro que tenía en la mano. Entonces Ester se acercó y tocó la punta del cetro.





“É necessário manter o coração aberto para o Céu e aguardar, de lá, o celeste orvalho.” São Padre Pio de Pietrelcina