46. Entonces el rey Nabucodonosor cayó con el rostro en tierra, se postró delante de Daniel y ordenó que le ofrecieran oblaciones y perfumes de aroma agradable.





“Quando ofendemos a justiça de Deus, apelamos à Sua misericórdia. Mas se ofendemos a Sua misericórdia, a quem podemos apelar? Ofender o Pai que nos ama e insultar quem nos auxilia é um pecado pelo qual seremos severamente julgados.” São Padre Pio de Pietrelcina