Found 44 Results for: seiscientos

  • Los seiscientos hombres armados se pusieron a la entrada de la puerta. (Jueces 18, 16)

  • Y los cinco hombres que habían ido a explorar el país entraron, se apoderaron de la imagen tallada y chapeada, el efod y los ídolos familiares, mientras que el sacerdote estaba a la entrada de la puerta con los seiscientos hombres armados. (Jueces 18, 17)

  • Seiscientos hombres pudieron huir al desierto, a la roca de Rimón, y permanecieron allí durante cuatro meses. (Jueces 20, 47)

  • Samuel se levantó y se fue de Guilgal para seguir su camino. El resto del pueblo le siguió al encuentro del enemigo, y llegaron desde Guilgal a Guibeá de Benjamín. Saúl pasó revista al ejército que le seguía; eran como unos seiscientos hombres. (I Samuel 13, 15)

  • Saúl estaba sentado en el límite de Guibeá, debajo del granado que hay en Migrón; le acompañaban unos seiscientos hombres. (I Samuel 14, 2)

  • Entonces David partió con sus hombres, en número de unos seiscientos; salieron de Queilá y andaban errantes de acá para allá. Informado Saúl de que David había escapado de Queilá, desistió de la expedición. (I Samuel 23, 13)

  • David se puso en marcha y se pasó, con los seiscientos hombres que tenía, a Aquís, hijo de Maoc, rey de Gat. (I Samuel 27, 2)

  • David partió con los seiscientos hombres que le acompañaban, y llegaron al arroyo Besor. (I Samuel 30, 9)

  • Todos sus servidores estaban a su lado. Todos los quereteos, los peleteos y los hititas que le habían seguido desde Gat, seiscientos hombres, marchaban delante del rey. (II Samuel 15, 18)

  • y seiscientos escudos más pequeños de oro batido, empleando poco más de kilo y medio por cada uno. Y el rey los puso en la sala "Bosque del Líbano". (I Reyes 10, 17)

  • a dar para los trabajos del templo de Dios: ciento setenta mil kilos de oro, diez mil monedas de oro, trescientos cuarenta mil kilos de plata, seiscientos diez mil kilos de bronce y tres millones cuatrocientos mil kilos de hierro. (I Crónicas 29, 7)

  • El número total de los jefes de familias, hombres valerosos, era de doce mil seiscientos. (II Crónicas 26, 12)


“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina