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  • Oyeron después los pasos del Señor Dios, que se paseaba por el jardín a la brisa de la tarde, y el hombre y su mujer se escondieron de su vista entre los árboles del jardín. (Génesis 3, 8)

  • Entonces rompió a llorar a voz en grito, de modo que lo oyeron los egipcios, y la noticia llegó a casa del Faraón. (Génesis 45, 2)

  • Cuando los reyes amorreos de Cisjordania y los cananeos de occidente oyeron cómo había secado el Señor las aguas del Jordán ante los israelitas hasta que pasaron, se quedaron atónitos y acobardados ante ellos. (Josué 5, 1)

  • Cuando el sacerdote Fineés, los jefes de la comunidad y los jefes de clanes que le acompañaban oyeron estas palabras de los rubenitas, los gaditas y la media tribu de Manasés, les pareció bien. (Josué 22, 30)

  • Oyeron los gritos los filisteos y preguntaron: "¿Qué significa este clamor tan grande en el campamento de los hebreos?". Y supieron que el arca del Señor había llegado al campamento. (I Samuel 4, 6)

  • Cuando Saúl y todo Israel oyeron estas palabras del filisteo, quedaron consternados y se llenaron de miedo. (I Samuel 17, 11)

  • Oyeron las palabras de David y se las contaron a Saúl, que lo mandó llamar. (I Samuel 17, 31)

  • Adonías y los invitados oyeron el griterío cuando terminaban el banquete, y Joab dijo: "¿Qué significa ese vocerío de la ciudad?". (I Reyes 1, 41)

  • Así que cuando oyeron la ley, excluyeron de Israel a todos los extranjeros. (Nehemías 13, 3)

  • Tan pronto como los hombres de la ciudad oyeron su voz, se apresuraron a bajar a la puerta y llamaron a los ancianos. (Judit 13, 12)

  • Jonatán y el pueblo oyeron esto; pero ni lo creyeron, ni lo aceptaron, pues tenían vivo el recuerdo de los grandes males y de la dura opresión que Demetrio había causado a Israel. (I Macabeos 10, 46)

  • Pues cuando oyeron que sus propios castigos venían a ser favores para los otros, sintieron la mano del Señor. (Sabiduría 11, 13)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina