Found 386 Results for: ley de la sangre

  • Y el Señor le dejó, al decir ella "Esposo de sangre", en razón de la circuncisión. (Exodo 4, 26)

  • Para que sepas que soy yo el Señor, voy a golpear con el bastón que tengo en la mano las aguas del río y se convertirán en sangre. (Exodo 7, 17)

  • El Señor dijo a Moisés: "Di a Aarón: Toma tu bastón y extiende tu mano sobre las aguas de los egipcios: ríos, canales, estanques y depósitos de aguas, y se convertirán en sangre. Habrá sangre en todo el país de Egipto, hasta en las vasijas, tanto en las de madera como en las de piedra". (Exodo 7, 19)

  • Moisés y Aarón hicieron como el Señor había ordenado; Aarón levantó el bastón, golpeó las aguas del río a la vista del Faraón y sus siervos, y las aguas se convirtieron en sangre. (Exodo 7, 20)

  • Los peces del río murieron, el río apestaba y los egipcios no podían beber de él, y hubo sangre en todo Egipto. (Exodo 7, 21)

  • Con un poco de la sangre se untarán las jambas y el dintel de las casas en que se ha de comer. (Exodo 12, 7)

  • La sangre servirá de señal en las casas donde estéis; al ver la sangre, pasaré de largo y no habrá entre vosotros plaga exterminadora cuando yo hiera a Egipto. (Exodo 12, 13)

  • Tomad un manojo de hisopo, mojadlo en la sangre recogida en una cubetilla, untad con ella el dintel y las jambas y que nadie salga de su casa hasta la mañana siguiente. (Exodo 12, 22)

  • El Señor pasará para castigar a los egipcios y, al ver la sangre en el dintel y en las dos jambas, pasará de largo; no permitirá al exterminador entrar en vuestras casas para herir. (Exodo 12, 23)

  • Si el ladrón, sorprendido en el acto de abrir brecha, es herido y muere, no habrá en ello delito de sangre; (Exodo 22, 1)

  • Cuando me sacrifiques una víctima, no me ofrecerás su sangre con pan fermentado, ni guardarás para el día siguiente. (Exodo 23, 18)

  • Después tomó la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. (Exodo 24, 6)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina