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Si nos sobreviene la desgracia, si la espada, el castigo, la peste o el hambre se abaten sobre nosotros, nos presentaremos en este templo delante de ti, porque en este santuario habita tu nombre, y en medio de nuestra angustia clamaremos a ti, y tú nos escucharás y nos salvarás. (II Crónicas 20, 9)
Y preguntó: "Cananeos, decidme quién es el pueblo que habita en las montañas, cuáles son las ciudades que ocupa, qué contingente tiene de tropas, en qué consiste su fuerza y su poder, quién es el rey que guía su ejército (Judit 5, 3)
Ajior, jefe de todos los amonitas, le respondió: "Escucha, señor, la palabra de boca de tu siervo y te anunciaré la verdad de ese pueblo que habita en la montaña, que reside cerca de ti, y no te diré ninguna mentira. (Judit 5, 5)
Tampoco ahora habría levantado mi espada contra tu pueblo, que habita en la montaña, si no me hubiese despreciado; pero él lo ha querido. (Judit 11, 2)
Señor, yo amo la casa donde tú resides, el lugar donde tu gloria habita. (Salmos 26, 8)
Bendito sea desde Sión el Señor, que habita en Jerusalén. ¡Aleluya! (Salmos 135, 21)
El mismo que habita el cielo vigila aquel lugar y lo guarda, hiriendo de muerte a los que penetran en él para profanarlo". (II Macabeos 3, 39)
Pues en el alma malévola no entra la sabiduría, ni habita en un cuerpo esclavo del pecado. (Sabiduría 1, 4)
planta su tienda a su lado y habita allí en dulce morada. (Eclesiástico 14, 25)
Esto dice el Señor, Dios, el que creó los cielos y los desplegó, el que asentó la tierra y sus productos, el que da aliento al pueblo que la habita y soplo a los seres que se mueven en ella: (Isaías 42, 5)
Alcen su voz el desierto y sus ciudades, las aldeas en que habita Quedar; aclamen los habitantes de Petra, desde lo alto de los montes lancen gritos. (Isaías 42, 11)
Pues esto dice el altísimo, el excelso, el que habita una morada eterna y cuyo nombre es santo: Yo habito en una morada excelsa y santa, pero también estoy con el hombre arrepentido y humilde, para reanimar el espíritu de los humildes, para reconfortar el corazón afligido. (Isaías 57, 15)