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  • Toda la tropa cortó una rama; siguieron a Abimelec, amontonaron las ramas sobre la cripta del templo y les prendieron fuego. Y perecieron todos los de Torre Siquén, alrededor de mil entre hombres y mujeres. (Jueces 9, 49)

  • Abimelec llegó a la torre y la sitió; se acercó a la puerta para prenderle fuego, (Jueces 9, 52)

  • Los de la tribu de Efraín se reunieron, pasaron a Safón y dijeron a Jefté: "¿Por qué fuiste a luchar contra los amonitas sin llamarnos para ir contigo? Vamos a prender fuego a tu casa y a ti". (Jueces 12, 1)

  • después prendió fuego a las teas y soltó a las zorras en las mieses de los filisteos; así incendió las gavillas y el trigo sin segar, las viñas y los olivos. (Jueces 15, 5)

  • Cuando llegó a Lejí, los filisteos corrieron a su encuentro. Entonces el espíritu del Señor se apoderó de él; las sogas con que estaba atado fueron como hilos de lino quemados por el fuego y las ataduras de sus brazos se deshicieron. (Jueces 15, 14)

  • Y ellos, con el ídolo que se había hecho Micá y el sacerdote que tenía a su servicio, marcharon contra Lais, un pueblo tranquilo y confiado, lo pasaron a espada y prendieron fuego a la ciudad. (Jueces 18, 27)

  • Los israelitas atacaron a los de Benjamín y los pasaron a espada, a los hombres, a los animales y a todo lo que encontraron. A todas las ciudades que encontraron les prendieron fuego. (Jueces 20, 48)

  • Cuando David y sus hombres llegaron al tercer día a Sicelag, los amalecitas habían hecho una incursión contra el Negueb y contra Sicelag. Habían devastado Sicelag y le habían prendido fuego. (I Samuel 30, 1)

  • Hemos hecho una incursión en el sur de los quereteos, de Judá y de Caleb. A Sicelag le prendimos fuego". (I Samuel 30, 14)

  • Entonces dijo a sus siervos: "Conocéis el campo de Joab, que está junto al mío y en el que tiene cebada; id y prendedle fuego". Y los siervos de Absalón prendieron fuego al campo. (II Samuel 14, 30)

  • Entonces Joab se presentó a Absalón en su casa y le dijo: "¿Por qué tus siervos han prendido fuego a mi campo?". (II Samuel 14, 31)

  • Una humareda subía de sus narices y de su boca un fuego destructor; de él salían carbones encendidos. (II Samuel 22, 9)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina