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Apolonio, hijo de Menesteo, enviado a Egipto para la entronización de Tolomeo Filométor, hizo saber a Antíoco que aquel rey no aprobaba su política y sus planes, y por esto se dispuso a tomar medidas para su propia seguridad. Con este fin marchó a Jafa, y después se detuvo en Jerusalén. (II Macabeos 4, 21)
Un mal mensajero provoca desgracias, pero un enviado fiel es un remedio. (Proverbios 13, 17)
El pendenciero sólo busca pelea, pero un mensajero cruel será enviado contra él. (Proverbios 17, 11)
El año en que el generalísimo, enviado por Sargón, rey de Asiria, llegó a Azoto, la asaltó y la tomó, (Isaías 20, 1)
Pero el general contestó: "¿Es que mi señor me ha enviado a comunicar esto a tu señor y a ti, y no más bien a los hombres que están tras la muralla y que con vosotros están condenados a comer sus excrementos y a beber sus orines?". (Isaías 36, 12)
¿Quién está ciego, sino mi siervo? ¿Quién sordo como el mensajero que yo envío? ¿Quién está ciego como mi enviado y sordo como el siervo del Señor? (Isaías 42, 19)
Acercaos a mí y escuchad esto: No he hablado en secreto desde el principio, desde que esto ha sucedido estoy yo allí. Y ahora el Señor Dios me ha enviado con su espíritu. (Isaías 48, 16)
Te has ungido con óleo en honor de Moloc, has prodigado tus perfumes; has enviado a tus mensajeros a lo lejos, los has hecho bajar hasta el abismo. (Isaías 57, 9)
El espíritu del Señor Dios está en mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado a llevar la buena nueva a los pobres, a curar los corazones oprimidos, a anunciar la libertad a los cautivos, la liberación a los presos; (Isaías 61, 1)
Y el Señor me contestó: "Estos profetas anuncian mentiras en mi nombre; yo no les he enviado, no les he dado órdenes, no les he hablado. Visiones falsas, vanos presagios, fantasías de su propia invención, eso es lo que profetizan". (Jeremías 14, 14)
No he enviado yo a estos profetas, y ellos corren; no les he dicho nada, ¡y ellos profetizan! (Jeremías 23, 21)
Me levanto contra los profetas que profetizan sueños mentirosos -dice el Señor- y, contándolos, desorientan a mi pueblo con sus mentiras y sus extravagancias. Yo no los he enviado ni les he confiado mis órdenes, y ellos no sirven de nada a este pueblo -dice el Señor-. (Jeremías 23, 32)