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  • pues el Señor restablece la viña de Jacob y la viña de Israel; los ladrones la habían despojado, habían destruido sus sarmientos. (Nahún 2, 3)

  • Por eso, ¡por mi vida!, dice el Señor omnipotente, Dios de Israel, que Moab será como Sodoma, y los hijos de Amón como Gomorra: campos de cardos, montón de sal, desolación eterna. Los supervivientes de mi pueblo los saquearán, los que queden de mi nación los heredarán. (Sofonías 2, 9)

  • el resto de Israel, que no cometerá injusticias, ni dirá mentiras, ni tendrá en su boca lengua falsa; pastarán y reposarán sin que nadie les inquiete. (Sofonías 3, 13)

  • ¡Canta himnos, hija de Sión, alégrate, Israel, regocíjate y goza de todo corazón, hija de Jerusalén! (Sofonías 3, 14)

  • El Señor ha retirado la sentencia que pesaba contra ti, ha alejado a tus enemigos; el Señor, rey de Israel, está en medio de ti; no tienes que temer ya ningún mal. (Sofonías 3, 15)

  • Y pregunté al ángel que hablaba conmigo: "¿Qué son estos cuernos? Y me contestó: Éstos son los cuernos que dispersaron a Judá, Israel y Jerusalén. (Zacarías 2, 2)

  • Y así como antes erais maldecidos por las gentes, casa de Judá y casa de Israel, así ahora os libraré y seréis bendecidos. No temáis y cobrad ánimo". (Zacarías 8, 13)

  • La palabra del Señor ha pasado por el país de Jadrac y se ha parado en Damasco, pues al Señor pertenecen las ciudades de Siria, así como todas las tribus de Israel. (Zacarías 9, 1)

  • A continuación rompí el segundo cayado, Unión, para romper la hermandad entre Judá e Israel. (Zacarías 11, 14)

  • Palabra del Señor sobre Israel. Palabra del Señor, el que extendió los cielos, puso los cimientos sobre la tierra y ha formado el espíritu en el interior del hombre. (Zacarías 12, 1)

  • Oráculo. Palabra del Señor dirigida a Israel por medio de Malaquías: (Malaquías 1, 1)

  • Veréis esto con vuestros propios ojos y diréis: ¡Grande es el Señor hasta fuera del territorio de Israel!". (Malaquías 1, 5)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina