Found 24 Results for: acampó

  • Báquides se alejó de Jerusalén y acampó en Bet Zet; prendió a muchos que se habían separado de él y a algunos del pueblo, a los que mandó ejecutar y arrojar en un pozo profundo. (I Macabeos 7, 19)

  • Nicanor abandonó Jerusalén y acampó en Bejorón, donde se le unió el ejército de Siria. (I Macabeos 7, 39)

  • Por su parte, Judas acampó en Adasa con tres mil hombres, y rezó así: (I Macabeos 7, 40)

  • Acampó junto a Jafa, pero los de la ciudad le cerraron las puertas porque había allí una guarnición de Apolonio. Comenzó el ataque. (I Macabeos 10, 75)

  • Simón acampó en Adida, frente a la llanura. (I Macabeos 13, 13)

  • Por entonces Simón acampó frente a Guézer con su ejército. Construyó una torre móvil y la acercó a la ciudad; atacó una de las torres, y se apoderó de ella. (I Macabeos 13, 43)

  • Antíoco acampó junto a Dora con ciento veinte mil soldados de infantería y ocho mil de caballería. (I Macabeos 15, 13)

  • El rey Antíoco acampó frente a Dora, en el suburbio, avanzando siempre con sus fuerzas, sirviéndose de las máquinas. Estrechó el cerco tanto, que nadie podía ni entrar ni salir. (I Macabeos 15, 25)

  • Juan, con sus tropas, acampó frente a los enemigos, y al notar que sus hombres tenían miedo de cruzar el torrente, lo cruzó él el primero; al verlo, sus hombres lo siguieron. (I Macabeos 16, 6)

  • Llegó con su ejército y acampó cerca de Modín. Les dio esta contraseña: "Victoria de Dios"; y en seguida, con un puñado de jóvenes, los más selectos y valerosos, cayó por la noche sobre la tienda del rey y acuchilló hasta dos mil hombres y el mayor de los elefantes con la gente que llevaba encima. (II Macabeos 13, 15)

  • ¡Ay Ariel, Ariel, ciudad donde acampó David! Añadid año tras año, cumplan su ciclo las fiestas, (Isaías 29, 1)

  • Y en el año noveno de su reinado, el día diez del décimo mes, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó con todo su ejército contra Jerusalén. Acampó junto a ella y levantó alrededor un terraplén de asedio. (Jeremías 52, 4)


“Tenhamos sempre horror ao pecado mortal e nunca deixemos de caminhar na estrada da santa eternidade.” São Padre Pio de Pietrelcina