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  • Entonces Herodes, al ver que los magos se habían burlado de él, montó en cólera y mandó matar a todos los niños de Belén y de todo su territorio, de dos años para abajo, según el tiempo que había calculado por los magos. (Mateo 2, 16)

  • le dijo: "Si eres hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: Ordenará a sus ángeles que cuiden de ti, que te lleven en las manos para que no tropiece tu pie con ninguna piedra". (Mateo 4, 6)

  • pero no tiene raíz, es inconstante y, cuando llega la prueba o la persecución a causa de la palabra, inmediatamente se viene abajo. (Mateo 13, 21)

  • Entonces el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo; la tierra tembló y las piedras se resquebrajaron; (Mateo 27, 51)

  • pero no tienen raíces, son inconstantes y, en cuanto les sobreviene, a causa de la palabra, una tribulación o persecución, inmediatamente se vienen abajo. (Marcos 4, 17)

  • Pedro estaba sentado abajo, en el patio; llegó una de las criadas del sumo sacerdote (Marcos 14, 66)

  • La cortina del templo se rasgó en dos de arriba abajo. (Marcos 15, 38)

  • Entonces lo llevó a Jerusalén, lo subió al alero del templo y le dijo: "Si eres hijo de Dios, tírate de aquí abajo; (Lucas 4, 9)

  • Jesús continuó: "Vosotros sois de abajo. Yo soy de arriba. Vosotros sois de este mundo. Yo no soy de este mundo. (Juan 8, 23)

  • Los soldados, después de crucificar a Jesús, se repartieron la ropa en cuatro partes, una para cada uno. Dejaron aparte la túnica, tejida de una pieza de arriba abajo sin costura alguna. (Juan 19, 23)

  • Un joven, llamado Eutico, estaba sentado en la ventana. Como Pablo se alargaba demasiado en su conversación, le entró un sueño tan profundo que, vencido por él, se cayó desde el tercer piso abajo, y lo levantaron ya cadáver. (Hechos 20, 9)

  • y por una ventana fui descolgado muro abajo en un canasto, y así escapé de sus manos. (II Corintios 11, 33)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina