Found 257 Results for: Pies

  • Fueron a sepultarla, pero no encontraron de ella más que el cráneo, los pies y las manos. (II Reyes 9, 35)

  • Yo he excavado y bebido las aguas extranjeras, y he secado con la planta de mis pies todos los ríos de Egipto. (II Reyes 19, 24)

  • El rey se puso en pie y dijo: "Escuchadme, hermanos míos y pueblo mío. Yo tenía el deseo de construir un templo donde estuviera permanentemente el arca de la alianza del Señor, estrado de los pies de nuestro Dios; había hecho incluso preparativos para la construcción, (I Crónicas 28, 2)

  • El año treinta y nueve de su reinado enfermó gravemente de los pies, y tampoco en su enfermedad confió en el Señor, sino en los médicos. (II Crónicas 16, 12)

  • Cuarenta años los sustentaste en el desierto. No les faltó nada; sus vestidos no se gastaron ni se hincharon sus pies. (Nehemías 9, 21)

  • Tobías bajó al río a lavarse los pies. Un pez enorme saltó del agua y quería devorarle el pie. Tobías gritó. (Tobías 6, 2)

  • Diles que se rindan, porque iré enfurecido contra ellos; con los pies de mis soldados cubriré toda la tierra y la entregaré al pillaje. (Judit 2, 7)

  • Los quemaremos a todos, sus montañas chorrearán su sangre y sus llanuras serán cementerios. La planta de sus pies no resistirá ante nosotros, perecerán sin remedio, dice el rey Nabucodonosor, señor de toda la tierra. Él ha hablado, y no caerá en el vacío ninguna de sus palabras. (Judit 6, 4)

  • Cuando volvió en sí, se echó a los pies de Judit y le dijo: "Bendita seas en todas las tiendas y en todos los pueblos, que al oír tu nombre quedarán asombrados. (Judit 14, 7)

  • Ester volvió a hablar al rey. Se echó a sus pies llorando y rogándole que anulase los malvados propósitos de Amán, el de Agag, y sus proyectos contra los judíos. (Ester 8, 3)

  • Porque por la salvación de Israel estaría dispuesto hasta a besarle los pies. (Ester 13, 13)

  • Satán salió de la presencia del Señor e hirió a Job con una llaga maligna desde la planta de los pies hasta la coronilla de la cabeza. (Job 2, 7)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina