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Se echó a sus pies y dijo: "Que la culpa recaiga sobre mí, señor. Deja hablar a tu sierva y escucha mis palabras. (I Samuel 25, 24)
Entonces Saúl dijo a su escudero: "Desenvaina tu espada y traspásame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y se burlen de mí". Pero su escudero no quiso, pues tenía mucho miedo. Entonces Saúl agarró su espada y se echó sobre ella. (I Samuel 31, 4)
Cuando su escudero vio que Saúl estaba muerto, se echó él también sobre su espada y murió con él. (I Samuel 31, 5)
Llevaba una túnica talar y con mangas, pues así se vestían en otro tiempo las hijas del rey todavía vírgenes. El criado la echó y cerró la puerta tras ella. (II Samuel 13, 18)
Entonces Tamar echó polvo en su cabeza, rasgó la túnica y con las manos en la cabeza se marchó gritando. (II Samuel 13, 19)
Entonces el rey se levantó, rasgó sus vestiduras y se echó por tierra. Y todos sus servidores que estaban con él rasgaron también sus vestiduras. (II Samuel 13, 31)
En su tiempo Jiel, de Betel, reedificó a Jericó; pero a costa de su primogénito Abirán echó los cimientos, y de Segub, su hijo menor, asentó las puertas, como había dicho el Señor por medio de Josué, hijo de Nun. (I Reyes 16, 34)
Elías se fue de allí en busca de Eliseo, al que encontró arando. Tenía delante de sí doce yuntas de bueyes, y él araba con la duodécima. Elías pasó junto a él y le echó encima su capa. (I Reyes 19, 19)
Y fue al manantial del agua, y echó allí la sal, diciendo: "Esto dice el Señor: Yo saneo estas aguas; no se originará de ellas en adelante muerte ni esterilidad". (II Reyes 2, 21)
Luego se subió a la cama y se echó sobre el niño; puso la boca sobre su boca, los ojos sobre sus ojos, las palmas sobre sus palmas, y estando así inclinado sobre él, el cuerpo del niño entró en calor. (II Reyes 4, 34)
Él ordenó: "Traedme harina". La echó en la olla, y añadió: "Sírveles ahora". Y en la olla no se encontró ya nada malo. (II Reyes 4, 41)
El hombre de Dios preguntó: "¿Dónde ha caído?". El otro le indicó el sitio; él cortó un palo, lo echó allí, y el hacha salió a flote. (II Reyes 6, 6)