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Aguas inmensas no podrían apagar el amor, ni los ríos ahogarlo. Quien ofreciera toda la hacienda de su casa a cambio del amor sería despreciado. Los Hermanos: (Cantar 8, 7)
Los malvados recibirán el castigo que merecen sus pensamientos por haber despreciado al justo y apartarse del Señor. (Sabiduría 3, 10)
Volved los ojos a las generaciones pasadas y ved. ¿Quién confió en el Señor y fue defraudado, o quién perseveró en su temor y fue abandonado, o quién lo invocó y fue despreciado? (Eclesiástico 2, 10)
El que es honrado en la pobreza, ¡cuánto más lo será en la riqueza! Y el que es despreciado en la riqueza, ¡cuánto más en la pobreza! (Eclesiástico 10, 31)
Por dos cosas se entristece mi corazón, y una tercera excita mi cólera: un guerrero que sufre miseria, hombre de entendimiento despreciado y quien se convierte de la rectitud al pecado; a éste el Señor le destina a la espada. (Eclesiástico 26, 28)
Sé el primero en terminar de comer por educación, y no devores, para que no seas despreciado. (Eclesiástico 31, 17)
¡Ay, nación pecadora, pueblo cargado de crímenes, ralea de malvados, hijos perversos! Han abandonado al Señor, han despreciado al Santo de Israel, le han vuelto la espalda. (Isaías 1, 4)
Porque este pueblo ha despreciado las plácidas aguas de Siloé y se ha desmayado ante Rasín y el hijo de Romelías, (Isaías 8, 6)
Desiertos están los caminos, ya no pasan caminantes; se ha roto la alianza y se han despreciado los testimonios; no se hace caso de nadie. (Isaías 33, 8)
Esto dice el Señor, el redentor, el Santo de Israel, al despreciado, al aborrecido de las gentes, al esclavo de los tiranos: Los reyes, al verte, se levantarán, los príncipes se inclinarán por causa del Señor, que es leal, del Santo de Israel, que te ha elegido. (Isaías 49, 7)
Despreciado, desecho de la humanidad, hombre de dolores, avezado al sufrimiento, como uno ante el cual se oculta el rostro, era despreciado y desestimado. (Isaías 53, 3)
Vivo yo, dice el Señor Dios, que en el país del rey que le había dado el trono, cuyo juramento ha despreciado y cuyo pacto ha roto, allí, en Babilonia, morirá. (Ezequiel 17, 16)