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  • El les dijo: «Así dice Yahveh, el Dios de Israel: Cíñase cada uno su espada al costado; pasad y repasad por el campamento de puerta en puerta, y matad cada uno a su hermano, a su amigo y a su pariente.» (Exodo 32, 27)

  • Cumplieron los hijos de Leví la orden de Moisés; y cayeron aquel día unos 3000 hombres del pueblo. (Exodo 32, 28)

  • Y dijo Moisés: «Hoy habéis recibido la investidura como sacerdotes de Yahveh, cada uno a costa de vuestros hijos y vuestros hermanos, para que él os dé hoy la bendición.» (Exodo 32, 29)

  • Venían hombres y mujeres: todos los que eran movidos por su corazón traían zarcillos, pendientes, anillos de oro, el oro que cada uno presentaba como ofrenda mecida para Yahveh. (Exodo 35, 22)

  • Puso cincuenta lazos en el primer tapiz y otros cincuenta en el borde del último tapiz del segundo conjunto, correspondiéndose los lazos unos a otros. (Exodo 36, 12)

  • Hizo el velo de púrpura violeta y escarlata, de carmesí y lino fino torzal; bordó en él unos querubines. (Exodo 36, 35)

  • Estaban los querubines con las alas extendidas por encima, cubriendo con ellas el propiciatorio, uno frente al otro, con las caras vueltas hacia el propiciatorio. (Exodo 37, 9)

  • Hizo también de madera de acacia el altar del incienso, de un codo de largo y uno de ancho, cuadrado, y de dos codos de alto. Sus cuernos formaban un solo cuerpo con él. (Exodo 37, 25)

  • Hizo sobresalir de sus cuatro ángulos unos cuernos que formaban un cuerpo con él, y lo revistió de bronce. (Exodo 38, 2)

  • Habla a los israelitas y diles: Cuando alguno de vosotros presente a Yahveh una ofrenda, podréis hacer vuestras ofrendas de ganado, mayor o menor. (Levítico 1, 2)

  • Si su ofrenda es un sacrificio de comunión, si lo que ofrece es vacuno, macho o hembra, ofrecerá ante Yahveh una res sin defecto. (Levítico 3, 1)

  • Si uno cualquiera del pueblo de la tierra peca por inadvertencia haciendo algo prohibido por los mandamientos de Yahveh, haciéndose así culpable; (Levítico 4, 27)


“Deus quer que as suas misérias sejam o trono da Sua misericórdia.” São Padre Pio de Pietrelcina