Found 571 Results for: nuestro

  • sino que, después de haber padecido sufrimientos e injurias en Filipos, como sabéis, confiados en nuestro Dios, tuvimos la valentía de predicaros el Evangelio de Dios entre frequentes luchas. (I Tesalonicenses 2, 2)

  • De esta manera, amándoos a vosotros, queríamos daros no sólo el Evangelio de Dios, sino incluso nuestro propio ser, porque habíais llegado a sernos muy queridos. (I Tesalonicenses 2, 8)

  • Pues ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo, la corona de la que nos sentiremos orgullosos, ante nuestro Señor Jesús en su Venida, sino vosotros? (I Tesalonicenses 2, 19)

  • Sí, vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo. (I Tesalonicenses 2, 20)

  • y os enviamos a Timoteo, hermano nuestro y colaborador de Dios en el Evangelio de Cristo, para afianzaros y daros ánimos en vuestra fe, (I Tesalonicenses 3, 2)

  • para que nadie vacile en esas tribulaciones. Bien sabéis que este es nuestro destino: (I Tesalonicenses 3, 3)

  • Por lo cual también yo, no pudiendo soportar ya más, le envié para tener noticias de vuestra fe, no fuera que el Tentador os hubiera tentado y que nuestro trabajo quedara reducido a nada. (I Tesalonicenses 3, 5)

  • Y ¿cómo podremos agradecer a Dios por vosotros, por todo el gozo que, por causa vuestra, experimentamos ante nuestro Dios? (I Tesalonicenses 3, 9)

  • Que Dios mismo, nuestro Padre y nuestro Señor Jesús orienten nuestros pasos hacia vosotros. (I Tesalonicenses 3, 11)

  • En cuanto a vosotros, que el Señor os haga progresar y sobreabundar en el amor de unos con otros, y en el amor para con todos, como es nuestro amor para con vosotros, (I Tesalonicenses 3, 12)

  • para que se consoliden vuestros corazones con santidad irreprochable ante Dios, nuestro Padre, en la Venida de nuestro Señor Jesucristo, con todos sus santos. (I Tesalonicenses 3, 13)

  • Dios no nos ha destinado para la cólera, sino para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo, (I Tesalonicenses 5, 9)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina