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  • para que teman y sigan tus caminos todos los días que vivan sobre la haz de la tierra que has dado a nuestros padres. (II Crónicas 6, 31)

  • y mi pueblo, sobre el cual es invocado mi Nombre, se humilla, orando y buscando mi rostro, y se vuelven de sus malos caminos, yo les oiré desde los cielos, perdonaré su pecado y sanaré su tierra. (II Crónicas 7, 14)

  • Estuvo Yahveh con Josafat, porque anduvo por los caminos que había seguido anteriormente su padre David y no buscó a los Baales, (II Crónicas 17, 3)

  • Su corazón cobró ánimo en los caminos de Yahveh, hasta hacer desaparecer de Judá los altos y los cipos. (II Crónicas 17, 6)

  • Le llegó un escrito del profeta Elías, que decía: «Así dice Yahveh, el Dios de tu padre David: Porque no has seguido los caminos de tu padre Josafat, ni los caminos de Asá, rey de Judá, (II Crónicas 21, 12)

  • sino que has andado por los caminos de los reyes de Israel, y has prostituido a Judá y a los habitantes de Jerusalén siguiendo las prostituciones de la casa de Ajab, y también porque has dado muerte a tus hermanos de la casa de tu padre que eran mejores que tú; (II Crónicas 21, 13)

  • También él siguió los caminos de la casa de Ajab, pues su madre le instigaba a hacer el mal. (II Crónicas 22, 3)

  • Jotam llegó a ser poderoso, porque se afirmó en los caminos de Yahveh su Dios. (II Crónicas 27, 6)

  • Siguió los caminos de los reyes de Israel, llegando a fundir estatuas para los Baales. (II Crónicas 28, 2)

  • Hizo lo recto a los ojos de Yahveh, siguiendo los caminos de su padre David; sin apartarse a derecha ni a izquierda. (II Crónicas 34, 2)

  • Yo, Tobit, he andado por caminos de verdad y en justicia todos los días de mi vida y he repartido muchas limosmas entre mis hermanos y compatriotas, deportados conmigo a Nínive, al país de los asirios. (Tobías 1, 3)

  • Muerto Salmanasar, le sucedió en el trono su hijo Senaquerib; en su reinado, los caminos de Media se hicieron inseguros y no pude volver allí. (Tobías 1, 15)


“Não há nada mais inaceitável do que uma mulher caprichosa, frívola e arrogante, especialmente se é casada. Uma esposa cristã deve ser uma mulher de profunda piedade em relação a Deus, um anjo de paz na família, digna e agradável em relação ao próximo.” São Padre Pio de Pietrelcina