Found 15 Results for: Sabá

  • La reina de Sabá había oído la fama de Salomón... y vino a probarle por medio de enigmas. (I Reyes 10, 1)

  • Cuando la reina de Sabá vio toda la sabiduría de Salomón y la casa que había edificado, (I Reyes 10, 4)

  • Dio al rey 120 talentos de oro, gran cantidad de aromas y piedras preciosas. Nunca llegaron aromas en tanta abundancia como los que la reina de Sabá dio al rey Salomón. (I Reyes 10, 10)

  • El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto ella quiso pedirle, aparte lo que Salomón le dio con magnificencia de un rey como Salomón. Ella se volvió y regreso a su país con sus servidores. (I Reyes 10, 13)

  • La reina de Sabá había oído la fama de Salomón, y vino a Jerusalén para probar a Salomón por medio de enigmas, con gran séquito y con camellos que traían aromas, gran cantidad de oro y piedras preciosas. Llegada que fue donde Salomón, le dijo todo cuanto tenía en su corazón. (II Crónicas 9, 1)

  • Cuando la reina de Sabá vio la sabiduría de Salomón y la casa que había edificado, (II Crónicas 9, 3)

  • Dio al rey 120 talentos de oro, gran cantidad de aromas y piedras preciosas. Nunca hubo aromas como los que la reina de Sabá dio al rey Salomón. (II Crónicas 9, 9)

  • El rey Salomón dio a la reina de Sabá todo cuanto ella quiso pedirle, aparte lo que ella había traído al rey. Después se volvió y regresó a su país con sus servidores. (II Crónicas 9, 12)

  • Las caravanas de Temá los otean, en ellos esperan los convoyes de Sabá. (Job 6, 19)

  • los reyes de Tarsis y las islas traerán tributo. Los reyes de Sabá y de Seba pagarán impuestos; (Salmos 72, 10)

  • (y mientras viva se le dará el oro de Sabá). Sin cesar se rogará por él, todo el día se le bendecirá. (Salmos 72, 15)

  • Un sin fin de camellos te cubrirá, jóvenes dromedarios de Madián y Efá. Todos ellos de Sabá vienen portadores de oro e incienso y pregonando alabanzas a Yahveh. (Isaías 60, 6)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina