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Yo la sembraré para mí en esta tierra, me compadeceré de «Nocompadecida», y diré a «Nomipueblo»: Tú «Mi pueblo», y él dirá: «¡Mi Dios!» (Oseas 2, 25)
Por eso, así dice Yahveh, el Dios Sebaot, el Señor: En todas las plazas habrá lamentación y en todas las calles se dirá: «¡Ay, ay!» Convocarán a duelo al labrador, y a lamentación a los que saben plañir; (Amós 5, 16)
Sólo quedarán unos pocos evadidos para sacar de la casa los huesos; y si se dice al que está en el fondo de la casa: «¿Hay todavía alguien contigo?», dirá: «Ninguno», y añadirá: «¡Silencio!, que no hay que mentar el nombre de Yahveh». (Amós 6, 10)
Aquel día se proferirá sobre vosotros una sátira, se plañirá una lamentación y se dirá: «¡Estamos despojados del todo; la porción de mi pueblo se ha medido a cordel, y no hay quien restituya; a nuestros saqueadores les tocan nuestros campos!» (Miqueas 2, 4)
Y sucederá que todo el que te vea huirá de ti y dirá: «¡asolada está Nínive! ¿Quién tendrá piedad de ella? ¿Dónde buscarte consoladores?» (Nahún 3, 7)
Aquel día se dirá a Jerusalén: ¡No tengas miedo, Sión, no desmayen tus manos! (Sofonías 3, 16)
Yo meteré en el fuego este tercio: los purgaré como se purga la plata y los probaré como se prueba el oro. Invocará él mi nombre y yo le responderé; diré: «¡El es mi pueblo!» y él dirá: «¡Yahveh es mi Dios!» (Zacarías 13, 9)
El bautismo de Juan, ¿de dónde era?, ¿del cielo o de los hombres?» Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", nos dirá: "Entonces ¿por qué no le creísteis?" (Mateo 21, 25)
Entonces dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. (Mateo 25, 34)
Y el Rey les dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." (Mateo 25, 40)
Entonces dirá también a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. (Mateo 25, 41)
Ellos discurrían entre sí: «Si decimos: "Del cielo", dirá: "Entonces, ¿por qué no le creísteis?" (Marcos 11, 31)
