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  • Construyó también torres en el desierto y excavó muchas cisternas, pues poseía numerosos ganados en la Tierra Baja y en la llanura, así como labradores y viñadores en las montañas y en los campos fértiles, porque le gustaba la agricultura. (II Crónicas 26, 10)

  • Había otros que decían: «Nosotros tenemos que empeñar nuestros campos, nuestras viñas y nuestras casas para conseguir grano en esta penuria.» (Nehemías 5, 3)

  • Y otros decían: «Tenemos que pedir prestado dinero a cuenta de nuestros campos y de nuestras viñas para el impuesto del rey; (Nehemías 5, 4)

  • y siendo así que tenemos la misma carne que nuestros hermanos, y que nuestros hijos son como sus hijos, sin embargo tenemos que entregar como esclavos a nuestros hijos y a nuestras hijas; ¡hay incluso entre nuestras hijas quienes son deshonradas! Y no podemos hacer nada, ya que nuestros campos y nuestras viñas pertenecen a otros.» (Nehemías 5, 5)

  • Restituidles inmediatamente sus campos, sus viñas, sus olivares y sus casas, y perdonadles la deuda del dinero, del trigo, del vino y del aceite que les habéis prestado.» (Nehemías 5, 11)

  • Además he ayudado a la obra de la reparación de esta muralla, y, aunque no he adquirido campos, toda mi gente estaba también allí colaborando en la tarea. (Nehemías 5, 16)

  • y en los poblados situados en sus campos. Parte de los hijos de Judá habitaban en Quiryat Haarbá y sus aldeas anejas, en Dibón y sus aldeas anejas, en Jeqcabsel y sus poblados, (Nehemías 11, 25)

  • de Bet Haguilgal, de los campos de Gueba y de Azmávet; porque los cantores habían construido poblados alrededor de Jerusalén. (Nehemías 12, 29)

  • descendió hacia la llanura de Damasco, al tiempo de la siega del trigo, incendió todos sus cultivos, exterminó sus rebaños de ovejas y bueyes, saqueó sus ciudades, devastó sus campos y pasó a cuchillo a todos sus jóvenes. (Judit 2, 27)

  • Nuestras granjas y todo nuestro territorio, nuestros campos de trigo, los rebaños de ovejas y bueyes, todas las majadas de nuestros campamentos, están a tu disposición. Haz con ellos lo que quieras. (Judit 3, 3)

  • y ocuparon con tiempo todas las alturas de las montañas más elevadas, fortificaron los poblados que había en ellas e hicieron provisiones con vistas a la guerra, pues tenían reciente la cosecha de los campos. (Judit 4, 5)

  • Era muy bella y muy bien parecida. Su marido Manasés le había dejado oro y plata, siervos y siervas, ganados y campos, quedando ella como dueña, (Judit 8, 7)


“Se precisamos ter paciência para suportar os defeitos dos outros, quanto mais ainda precisamos para tolerar nossos próprios defeitos!” São Padre Pio de Pietrelcina