Found 282 Results for: Campo

  • Si uno consagra parte del campo de su propiedad a Yahveh, será estimado según su sembradura, a razón de cincuenta siclos de plata por cada carga de cebada de sembradura. (Levítico 27, 16)

  • Si él consagró su campo durante el año del jubileo se atenderá a esta tasación. (Levítico 27, 17)

  • Pero si consagra su campo después del jubileo, el sacerdote calculará su precio a razón de los años que quedan hasta el año del jubileo; y lo descontará de la tasación. (Levítico 27, 18)

  • Si el que consagró el campo desea rescartarlo, añadirá la quinta parte al precio de la tasación, y será suyo. (Levítico 27, 19)

  • Pero si nos rescata el campo, y éste se vende o otro, el campo no podrá ser rescatado en adelante. (Levítico 27, 20)

  • Ese campo, cuando quede libre en el jubileo, será consagrada a Yahveh como campo de anatema y será propiedad del sacerdote. (Levítico 27, 21)

  • Si alguno consagra a Yahveh un campo que compró y que no forma parte de su propiedad, (Levítico 27, 22)

  • El año del jubileo volverá el campo al vendedor, al que pertenece como propiedad de la tierra. (Levítico 27, 24)

  • Nada de lo que a uno pertenece - hombre, animal o campo de su propiedad - que haya sido consagrado a Yahveh con anatema podrá venderse ni rescatarse. Todo anatema es cosa sacratísima para Yahveh. (Levítico 27, 28)

  • Todo el que toque, en pleno campo, a un muerto a espada, o a un muerto, o huesos de hombre, o una sepultura, será impuro siete días. (Números 19, 16)

  • Déjanos, por favor, pasar por tu tierra. No cruzaremos por campo ni por viñedo, ni beberemos agua de pozo. Seguiremos el camino real, sin torcer ni a la derecha ni a la izquierda hasta que crucemos tus fronteras.» (Números 20, 17)

  • y de Bamot al valle que está en el campo de Moab, hacia la cumbre del Pisgá, que domina la parte del desierto. (Números 21, 20)


“Não queremos aceitar o fato de que o sofrimento é necessário para nossa alma e de que a cruz deve ser o nosso pão cotidiano. Assim como o corpo precisa ser nutrido, também a alma precisa da cruz, dia a dia, para purificá-la e desapegá-la das coisas terrenas. Não queremos entender que Deus não quer e não pode salvar-nos nem santificar-nos sem a cruz. Quanto mais Ele chama uma alma a Si, mais a santifica por meio da cruz.” São Padre Pio de Pietrelcina