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  • Y ratas de oro, tantas cuantas son las ciudades de los filisteos, las de los cinco tiranos, desde las ciudades fortificadas hasta las aldeas abiertas. Testigo, la gran piedra sobre la que se colocó el arca de Yahveh y que está en el campo de Josué de Bet Semes, hasta el día de hoy. (I Samuel 6, 18)

  • De entre los habitantes de Bet Semes, los hijos de Jeconías no se alegraron cuando vieron el arca de Yahveh y castigo Yahveh a setenta de sus hombres. El pueblo hizo duelo porque Yahveh los había castigado duramente. (I Samuel 6, 19)

  • Dijeron entonces las gentes de Bet Semes: «¿Quién podrá resistir delante de Yahveh, el Dios Santo? ¿A quién subirá, alejándose de nosotros? (I Samuel 6, 20)

  • Los hombres de Israel salieron de Mispá y persiguieron a los filisteos desbaratándolos hasta más abajo de Bet Kar. (I Samuel 7, 11)

  • Hacía cada año un recorrido por Betel, Guilgal, Mispá, juzgando a Israel en todos estos lugares. (I Samuel 7, 16)

  • Pasando más allá, y en llegando a la Encina del Tabor, encontrarás tres hombres que suben hacia Dios, a Betel, uno llevará tres cabritos, otro llevará tres tortas de pan, y el tercero llevará un odre de vino. (I Samuel 10, 3)

  • Se eligió Saúl 3.000 hombres de Israel; había 2.000 con Saúl en Mikmás y en las montañas de Betel, y mil con Jonatán en Gueba de Benjamín, y el resto del pueblo lo devolvió a sus tiendas. (I Samuel 13, 2)

  • Se concentraron los filisteos para combatir a Israel: 3.000 carros, 6.000 caballos y un ejército tan numeroso como la arena de la orilla del mar; y acamparon en Mikmás, al este de Bet Avén. (I Samuel 13, 5)

  • otra tomó la dirección de Bet Jorón y la tercera tomó la dirección del alto que domina el valle de los Seboím, hacia el desierto. (I Samuel 13, 18)

  • Aquel día Yahveh dio la victoria a Israel. El combate se extendió más allá de Bet Jorón. (I Samuel 14, 23)

  • a los de Betul, a los de Ramá del Négueb, a los de Yattir, (I Samuel 30, 27)

  • Depositaron sus armas en el templo de Astarté y colgaron su cuerpo de los muros de Bet San. (I Samuel 31, 10)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina