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  • mandará traer, para la persona que va a ser purificada, dos pájaros vivos puros, un trozo de madera de cedro, una cinta de púrpura escarlata y un ramillete de hisopo. (Levítico 14, 4)

  • Pero si el Señor realiza algo inusitado -si la tierra abre sus fauces para tragarlos con todos sus bienes y ellos bajan vivos al Abismo- ustedes sabrán que esta gente ha despreciado al Señor". (Números 16, 30)

  • Ellos bajaron vivos al Abismo, con todo lo que les pertenecía. La tierra los cubrió y desaparecieron de en medio de la asamblea. (Números 16, 33)

  • Luego se quedó de pie entre los muertos y los vivos, y cesó la plaga. (Números 17, 13)

  • Entonces Noemí exclamó: "¡Bendito sea de parte del Señor, que no deja de manifestar su bondad ni a los vivos ni a los muertos!". Luego añadió: "Ese hombre es pariente cercano nuestro, es uno de los que tienen el deber de responder por nosotros". (Rut 2, 20)

  • Él ordenó: "Si salieron en son de paz, captúrenlos vivos, y si salieron en plan de guerra, también captúrenlos vivos". (I Reyes 20, 18)

  • El rey se levantó de noche y dijo a sus servidores: "Les voy a explicar lo que han urdido contra nosotros los arameos. Como ellos saben que estamos hambrientos, han salido del campamento y se han ocultado en el campo, diciendo: Van a salir de la ciudad; entonces los capturaremos vivos y entraremos en la ciudad". (II Reyes 7, 12)

  • Entonces ordenó: "¡Captúrenlos vivos!". Los capturaron vivos y los mataron junto al pozo de Bet Equed. Eran cuarenta y dos, y no quedó ni uno solo. (II Reyes 10, 14)

  • Ana, su mujer, decía: "¡Mi hijo ha muerto, ya no está entre los vivos!". Y se puso a llorar y a lamentarse por su hijo, diciendo: (Tobías 10, 4)

  • Que la muerte los sorprenda, que bajen vivos al Abismo, porque dentro de sus moradas sólo existe la maldad. (Salmos 55, 16)

  • nos habrían devorado vivos. Cuando ardió su furor contra nosotros, (Salmos 124, 3)

  • Otros, igualmente, escalaban el muro para atacar a los sitiados por el lado opuesto, prendían fuego a las torres y, encendiendo hogueras, quemaban vivos a los blasfemos. Otros, mientras tanto, derribaron las puertas y, abriendo paso al resto del ejército, se apoderaron de la ciudad. (II Macabeos 10, 36)


“Para mim, Deus está sempre fixo na minha mente e estampado no meu coração.” São Padre Pio de Pietrelcina