Found 738 Results for: no tendrás otros dioses

  • Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla. (Juan 21, 8)

  • Unos a otros se decían con asombro: «¿Qué significa esto?». (Hechos 2, 12)

  • Al oír estas cosas, todos se conmovieron profundamente, y dijeron a Pedro y a los otros Apóstoles: «Hermanos, ¿qué debemos hacer?». (Hechos 2, 37)

  • Y con muchos otros argumentos les daba testimonio y los exhortaba a que se pusieran a salvo de esta generación perversa. (Hechos 2, 40)

  • Algunos miembros de la sinagoga llamada «de los Libertos», como también otros, originarios de Cirene, de Alejandría, de Cilicia y de la provincia de Asia, se presentaron para discutir con él. (Hechos 6, 9)

  • dijeron a Aarón: "Fabrícanos dioses que vayan al frente de nosotros, porque no sabemos qué le ha pasado a ese Moisés, ese hombre que nos hizo salir de Egipto". (Hechos 7, 40)

  • Tú no tendrás ninguna participación en ese poder, porque tu corazón no es recto a los ojos de Dios. (Hechos 8, 21)

  • La noche anterior al día en que Herodes pensaba hacerlo comparecer, Pedro dormía entre dos soldados, atado con dos cadenas, y los otros centinelas vigilaban la puerta de la prisión. (Hechos 12, 6)

  • Al ver lo que Pablo acababa de hacer, la multitud comenzó a gritar en dialecto licaonio: «Los dioses han descendido hasta nosotros en forma humana», (Hechos 14, 11)

  • A raíz de esto, se produjo una agitación: Pablo y Bernabé discutieron vivamente con ellos, y por fin, se decidió que ambos, junto con algunos otros, subieran a Jerusalén para tratar esta cuestión con los Apóstoles y los presbíteros. (Hechos 15, 2)

  • Pablo y Bernabé permanecieron en Antioquía, enseñando y anunciando la Buena Noticia de la Palabra del Señor, junto con muchos otros. (Hechos 15, 35)

  • Cerca de la medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban las alabanzas de Dios, mientras los otros prisioneros los escuchaban. (Hechos 16, 25)


“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina