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  • Ese mismo día, habían entrado en el arca Noé, sus hijos, Sem, Cam y Jafet, su mujer y las tres mujeres de sus hijos; (Génesis 7, 13)

  • Cuando el Señor aspiró el aroma agradable, se dijo a sí mismo: "Nunca más volveré a maldecir el suelo por causa del hombre, porque los designios del corazón humano son malos desde su juventud; ni tampoco volveré a castigar a todos los seres vivientes, como acabo de hacerlo. (Génesis 8, 21)

  • Así Abrám recuperó todos los bienes, lo mismo que a su pariente Lot con su hacienda, las mujeres y la gente. (Génesis 14, 16)

  • Entonces Abraham tomó a su hijo Ismael y a todos los demás varones que estaban a su servicio -tanto los que habían nacido en su casa como los que había comprado- y aquel mismo día les circuncidó la carne del prepucio, conforme a la orden que Dios le había dado. (Génesis 17, 23)

  • Abraham e Ismael fueron circuncidados el mismo día; (Génesis 17, 26)

  • Como él no salía de su asombro, los hombres lo tomaron de la mano, lo mismo que a su esposa y a sus dos hijas, y lo sacaron de la ciudad para ponerlo fuera de peligro, porque el Señor tuvo compasión de él. (Génesis 19, 16)

  • Dios le respondió durante el sueño: "Ya sé que lo hiciste de buena fe. Por eso, yo mismo evité que pecaras contra mí, impidiendo que la tocaras. (Génesis 20, 6)

  • Júrame por Dios aquí mismo, que nunca te vas a comportar falsamente conmigo o con mi estirpe o mi posteridad, y que nos vas a dar, a mí y al país donde resides, las mismas pruebas de lealtad que yo te he dado". (Génesis 21, 23)

  • y le dijo: "Juro por mí mismo -oráculo del Señor- : porque has obrado de esa manera y no me has negado a tu hijo único, (Génesis 22, 16)

  • Ellos despidieron a Rebeca y a su nodriza, lo mismo que al servidor y a sus acompañantes, (Génesis 24, 59)

  • Aquel mismo día, los servidores de Isaac vinieron a traerles noticias sobre el pozo que habían estado cavando, y le dijeron: "Hemos encontrado agua". (Génesis 26, 32)

  • Ve ahora mismo a Padán Arám, a la casa de Betuel, tu abuelo materno, y elige para ti una mujer entre las hijas de Labán, el hermano de tu madre. (Génesis 28, 2)


“O Senhor nos dá tantas graças e nós pensamos que tocamos o céu com um dedo. Não sabemos, no entanto, que para crescer precisamos de pão duro, das cruzes, das humilhações, das provações e das contradições.” São Padre Pio de Pietrelcina