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En consecuencia, de buena gana entregaré lo que tengo y hasta me entregaré a mí mismo, para el bien de ustedes. Si yo los amo tanto, ¿no seré amado en la misma medida? (II Corintios 12, 15)
Le rogué a Tito que fuera, y envié con él al hermano que ustedes conocen. ¿Acaso Tito los ha explotado? ¿No hemos actuado con las mismas intenciones y de la misma manera? (II Corintios 12, 18)
Este misterio consiste en que también los paganos participan de una misma herencia, son miembros de un mismo Cuerpo y beneficiarios de la misma promesa en Cristo Jesús, por medio del Evangelio. (Efesios 3, 6)
Hay un solo Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza, a la que ustedes han sido llamados, de acuerdo con la vocación recibida. (Efesios 4, 4)
Y ustedes, patrones, compórtense de la misma manera con sus servidores y dejen a un lado las amenazas, sabiendo que el Señor de ellos, que lo es también de ustedes, está en el cielo, y no hace acepción de personas. (Efesios 6, 9)
sosteniendo la misma lucha en la que ustedes me han visto empeñado y ahora saben que sigo sosteniendo. (Filipenses 1, 30)
Porque nosotros creemos que Jesús murió y resucitó: de la misma manera, Dios llevará con Jesús a los que murieron con él. (I Tesalonicenses 4, 14)
Y no debe ser un hombre recientemente convertido, para que el orgullo no le haga perder la cabeza y no incurra en la misma condenación que el demonio. (I Timoteo 3, 6)
De la misma manera, los diáconos deben ser hombres respetables, de una sola palabra, moderados en el uso del vino y enemigos de ganancias deshonestas. (I Timoteo 3, 8)
De la misma manera, las buenas obras están a la vista, y las que no lo son, ya se pondrán de manifiesto. (I Timoteo 5, 25)
Y ya que los hijos tienen una misma sangre y una misma carne, él también debía participar de esa condición, para reducir a la impotencia, mediante su muerte, a aquel que tenía el dominio de la muerte, es decir, al demonio, (Hebreos 2, 14)
Porque él fue considerado digno de una gloria superior a la de Moisés, en la misma medida en que la dignidad del constructor es superior a la de la casa. (Hebreos 3, 3)