Found 171 Results for: juicio final

  • Pero el Señor reina eternamente y establece su trono para el juicio: (Salmos 9, 8)

  • pero el Señor no lo abandona en sus manos ni deja que lo condenen en el juicio. (Salmos 37, 33)

  • este es el destino de los que tienen riquezas, y el final de la gente insaciable. Pausa (Salmos 49, 14)

  • Él llama desde lo alto al cielo y a la tierra, para entablar un juicio contra su pueblo: (Salmos 50, 4)

  • Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. Por eso, será justa tu sentencia y tu juicio será irreprochable; (Salmos 51, 6)

  • Hay una copa en la mano del Señor, con un vino espumante, lleno de aromas: la ofrece, y la sorben hasta el final, la beben todos los malvados de la tierra. (Salmos 75, 9)

  • cuando te alzas para el juicio, Señor, para salvar a los humildes de la tierra. Pausa (Salmos 76, 10)

  • que salga condenado del juicio y su apelación quede frustrada. (Salmos 109, 7)

  • No llames a juicio a tu servidor, porque ningún ser viviente es justo en tu presencia. (Salmos 143, 2)

  • Como la multitud estaba muy excitada y había llegado al colmo de su furor, Lisímaco armó cerca de tres mil hombres e inició una violenta represión, poniendo al frente a un tal Arauno, hombre avanzado en edad no menos que en falta de juicio. (II Macabeos 4, 40)

  • Su conducta perversa tuvo un final desastroso. Acusado ante Aretas, soberano de los árabes, huyó de ciudad en ciudad; perseguido por todos, aborrecido como transgresor de las leyes y abominado como verdugo de su patria y de sus conciudadanos, fue a parar a Egipto. (II Macabeos 5, 8)

  • porque todavía no has escapado al juicio del Dios todopoderoso que ve todas las cosas. (II Macabeos 7, 35)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina